estilos parentales

Estilos parentales: cómo optimizar la educación de tu hijo

9.4/10 - (42 votos)

Todo padre o madre pretende cumplir de manera adecuada con su rol y ayudar a su hijo a adaptarse al mundo, educando, guiando y posibilitando la evolución como persona para potenciar su desarrollo en las mejores condiciones. Está claro que ser padre lleva consigo momentos de mucha satisfacción, no obstante, también hay situaciones difíciles en las que existen niveles de sufrimiento y frustración.

Actualmente vivimos en una sociedad donde se producen cambios diarios y es por eso que existe un gran desafío para saber que estilo educativo llevar a cabo. Todos los cambios que se están produciendo a nivel científico, social y político hace que los estilos parentales con los que los mismos padres fueron educados se encuentren obsoletos para ejercer una crianza óptima.

En este artículo hablaremos sobre qué son los estilos parentales, los tipos de estilos que existen y, por último, cómo optimizar estos.

Qué son los estilos parentales

qué son los estilos parentales Los estilos parentales son la forma de comportarse, derivada de unos criterios, por parte de los padres o tutores legales ante sus hijos en cualquier situación o toma de decisiones. Se habla de estilo ya que es permanente y estable a lo largo del tiempo. Es importante incidir en esto último, ya que no siempre se utilizan las mismas estrategias en todas las situaciones, pero los estilos de crianza son tendencias globales de conductas.

Por lo tanto, estos estilos parentales son un conjunto de comportamientos hacia los progenitores que son transmitidos y generan un clima emocional en el que expresar las conductas educativas.

Tipos de estilos parentales y sus consecuencias

Maccoby y Martin (1983) hablan de cuatro estilos parentales a partir de dos dimensiones: afecto/comunicación y control/establecimiento de límites.

La primera dimensión de afecto se refiere a la aceptación, aprobación y ayuda que se les da a los progenitores. Desde esta dimensión los hijos sienten el amor de sus padres y se sienten entendidos.

La dimensión de control se refiere a la disciplina que los padres intentan inculcar para controlar o supervisar la conducta de sus hijos, estableciendo así normas y límites.

A partir de estas dimensiones se desarrollan cuatro estilos parentales: autoritario, permisivo, democrático y negligente. A continuación, se exponen los distintos estilos y las posibles consecuencias de éstos.

  • estilo parental autoritario Estilo autoritario: son padres muy rígidos con los límites y normas que imponen a sus hijos. Además, se caracterizan por ser poco cariñosos con sus hijos, anteponiendo su criterio a las necesidades emocionales de su hijo. Es muy importante la disciplina, el control y la superioridad. La consecuencia principal de este estilo de crianza es que los hijos tienden a ser dependientes y no son capaces de tener criterio propio, ya que siempre les ha sido impuesto. Son muy poco asertivos y se irritan con facilidad. No podemos olvidar que las conductas de los padres son fácilmente aprendidas por sus hijos.

 

  • estilo parental permisivo Estilo permisivo: es el polo opuesto de los padres autoritarios. Se caracteriza por no imponer ninguna regla ni límite (no hay ningún tipo de rutina ni horario en casa). Además, los padres con este estilo tienden a mostrar mucho afecto y cariño a sus hijos. Las consecuencias directas que se suelen encontrar son, por un lado, niños rebeldes, impulsivos y poco adaptados socialmente y, por otro lado, aparecen niños activos, extrovertidos y creativos. Este estilo beneficia poco al progenitor, ya que tiene que aprender fuera del hogar todas las reglas y límites que existen en la sociedad.

 

  • estilo parental democrático Estilo democrático: estos padres suelen combinar un alto grado de control con afecto. Son padres que ponen límites al comportamiento de sus hijos, explicando y razonando el por qué de las reglas impuestas. Además, se caracterizan por tener una escucha activa a las demandas de sus hijos y no ponen ningún impedimento para cambiar algunas normas si son razonables, siendo así el estilo más tolerante. Los niños educados en un hogar democrático tienden a tener una buena autoestima, alta competencia social y un rendimiento escolar adecuado.

 

  • estilo parental negligente Estilo negligente: son padres que no ejercen ningún tipo de control hacia sus hijos, además de no dar el apoyo emocional que sus progenitores necesitan. En este caso, suelen ser niños que se encuentran en un contexto poco favorecedor y se asocia a situaciones de maltrato infantil en las que las posibilidades de salir de ahí son escasas. Este estilo es el que tiene peores consecuencias, ya que muchos estudios demuestran que adolescentes y jóvenes delincuentes han sido educados en hogares con mucha permisividad y nulo apoyo y afecto emocional.

Cómo optimizar el estilo parental

Existe una alternativa posible para educar a nuestros hijos. Es cierto que según los estilos parentales que hemos visto anteriormente, el estilo democrático es el más acertado, ya que tiene unas consecuencias más positivas para nuestros hijos. Para llevar a cabo este estilo hay que cambiar ciertas conductas para estimular la expresión de las necesidades del niño y promover la autonomía y responsabilidad.

cómo optimizar el estilo parental Este estilo implica la combinación de tres elementos básicos: el afecto y la comunicación, el favorecimiento de la autonomía y el establecimiento de límites y normas con la supervisión de los comportamientos de los hijos.

Al aplicar este estilo democrático pueden surgir sensaciones de contradicción en los padres, ya que algunas de las necesidades de los niños pueden parecer opuestas. Entonces, ¿cómo podemos manejar este tipo de situaciones?

Es imprescindible dar afecto y muestras de amor (besos, abrazos, caricias, etc.) a nuestros hijos para un adecuado y saludable desarrollo emocional. Pero, por otra parte, también es necesario que aprendan ciertos límites para aceptar cualquier negativa sin que parezca un rechazo. Esto puede hacerse discriminando los momentos en los que se expresa afecto y en los que no.

En muchos momentos es importante prestar atención a nuestros hijos para que aprendan que los escuchamos y que somos su figura de apego más importante. Aún así, es importante que en ciertos momentos les demos la libertad para conseguir cosas por sí solos, creando así autonomía e independencia para que puedan confiar en ellos mismos.

Es importante reflejar seguridad ante nuestros hijos, ya que así van a confiar en nosotros y se van a sentir más tranquilos a nuestro lado. No obstante, en muchas ocasiones los propios padres tenemos momentos de debilidad y es fundamental que nuestros hijos también nos vean así, ya que aprenden a saber que nadie es fuerte siempre y que cuando sean mayores también es válido llorar y sentir emociones más desagradables.

Ser padre no es sencillo, hay que aceptar que podemos tener contradicciones para poder disfrutar de la educación de nuestros hijos. No obstante, si consideramos que nos gustaría cambiar nuestro estilo de crianza, siempre es posible acudir a un profesional para que nos de pautas sobre nuestro caso en particular, ya que cada familia es un mundo. Recuerda que puedes contar con nuestro equipo de psicólogos Málaga, de manera online o presencial.

Bibliografía

  • Máiquez Chaves, M. L., Rodrigo Lopez, M. J., Capote, C., & Vermaes, I. P. R. (2000). Aprendir en la vida cotidiana. Un programa experiencial para padres. Madrid: Visor Aprendizaja.
  • Maccoby, E.E., & Martin, J.A. (1983). Socialization in the context of the family: Parent–child interaction. In P. Mussen and E.M. Hetherington, editors, Handbook of Child Psychology, volume IV: Socialization, personality, and social development. New York: Wiley.
  • Sánchez-Queija, I., & Egido, B. D. (2010). Capítulo 12. Desarrollo social y de la personalidad en la adolescencia. In Psicología del desarrollo I (pp. 345-372). UNED–Universidad Nacional de Educación a Distancia.
  • Ybarra, P. H., & Sánchez-Queija, I. (2010). Capítulo 10. El desarrollo social durante la infancia. In Psicología del desarrollo I (pp. 301-324). UNED, Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Quizás te puede interesar ...

Sobre el autor

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio

Estamos utilizando en nuestra web cookies propias y de terceros con las que mejorar tu experiencia. Si continuas navegando, consideraremos que las estás aceptando. +info