frustración niños

La frustración en niños

9.9/10 - (8 votos)

¿Alguna vez has visto a un niño frustrado? Es una escena que todos los padres, cuidadores y educadores han experimentado en algún momento. La frustración en niños es una emoción común, pero ¿Qué es exactamente? En este artículo, exploraremos qué es la frustración en los niños, las posibles causas de su incapacidad para gestionarla y cómo podemos ayudarlos a lidiar con este desafío emocional.

¿Qué es la frustración en los niños?

La frustración en niños es una emoción natural que surge cuando no pueden obtener lo que desean o cuando se enfrentan a obstáculos que les impiden lograr sus objetivos. Puede manifestarse de diversas formas, desde lágrimas y berrinches hasta rabietas. Los niños, especialmente los más pequeños, a menudo carecen de las habilidades necesarias para expresar sus sentimientos de manera efectiva, lo que puede llevar a comportamientos desafiantes.

La frustración es una respuesta emocional normal, pero cuando los niños no aprenden a manejarla adecuadamente, puede convertirse en un problema. Pueden sentirse abrumados, enojados o tristes, lo que puede afectar su bienestar emocional y sus relaciones.

Quizás te pueda interesar: Sobreprotección infantil: cómo evitarla

¿Cuáles son las causas de los niños que no saben gestionar la frustración?

Varias razones pueden llevar a que los niños tengan dificultades para gestionar la frustración. Algunas de las causas comunes incluyen:

  • Desarrollo cognitivo: Los niños más pequeños pueden tener dificultades para comprender y aceptar la realidad cuando las cosas no salen como desean debido a su nivel de desarrollo cognitivo.
  • Falta de habilidades de comunicación: Los niños pueden no tener las palabras adecuadas para expresar sus emociones, lo que los lleva a recurrir a berrinches o comportamientos desafiantes.
  • Expectativas poco realistas: A veces, los niños pueden tener expectativas poco realistas sobre lo que pueden lograr, lo que aumenta su frustración cuando se enfrentan a obstáculos.
  • Modelos de comportamiento: Los niños aprenden observando a los adultos. Si ven a los adultos expresar su frustración de manera inapropiada, es más probable que imiten ese comportamiento.

Quizás te pueda interesar: El síndrome del emperador

¿Cómo ayudar a gestionar la frustración en los niños?

La buena noticia es que los niños pueden aprender a manejar la frustración con orientación y apoyo adecuados. Aquí hay algunas estrategias para ayudar a los niños a lidiar con esta emoción:

  • Enseñar habilidades de comunicación: Ayuda a los niños a expresar sus sentimientos con palabras en lugar de recurrir a berrinches. Anímales a hablar sobre lo que sienten y por qué se sienten frustrados.
  • Fomentar la empatía: Enséñales a comprender y empatizar con los sentimientos de los demás. Esto puede ayudar a reducir la frustración en situaciones sociales.
  • Establecer expectativas realistas: Ayuda a los niños a comprender que no siempre obtendrán lo que quieren. Explícales que es normal enfrentar obstáculos y que es una oportunidad para aprender y crecer.
  • Modelar el comportamiento adecuado: Los adultos deben servir como modelos de cómo manejar la frustración de manera constructiva. Mostrarles cómo expresar sus emociones de manera saludable es fundamental.

La frustración en niños es una emoción natural, pero es importante ayudarles a aprender a manejarla de manera efectiva. Al comprender qué es la frustración en los niños, las posibles causas de su incapacidad para gestionarla y cómo ayudarles a lidiar con esta emoción, podemos brindarles las herramientas necesarias para crecer emocionalmente saludables. Recuerda que, como adultos, desempeñamos un papel fundamental en el proceso de enseñanza y apoyo a los niños en su camino hacia el manejo de la frustración. ¡Juntos, podemos construir un entorno en el que los niños puedan aprender y crecer emocionalmente!

Bibliografía

  1. Asher, M., & Besser, L. (2005). Navigating the Socioemotional World: Frustration and the Development of Anger in Young Children. Early Education and Development, 16(4), 335-354.
  2. Birch, S. H., & Ladd, G. W. (1997). The teacher-child relationship and children’s early school adjustment. Journal of School Psychology, 35(1), 61-79.
  3. Eisenberg, N., Cumberland, A., & Spinrad, T. L. (1998). Parental socialization of emotion. Psychological Inquiry, 9(4), 241-273.
  4. Greenspan, S. I., & Wieder, S. (1993). Regulatory disorders. En Zeanah, C. H. (Ed.), Handbook of Infant Mental Health (pp. 280-290). New York: Guilford Press.
  5. Harris, P. L. (1989). Children and Emotion: The Development of Psychological Understanding. Oxford: Basil Blackwell.
  6. Izard, C. E., Stark, K., Trentacosta, C., & Schultz, D. (2008). Beyond Emotion Regulation: Emotion Utilization and Adaptive Functioning. Child Development Perspectives, 2(3), 156-163.
  7. Perry, B. D. (2009). Examining child maltreatment through a neurodevelopmental lens: Clinical applications of the neurosequential model of therapeutics. Journal of Loss and Trauma, 14(4), 240-255.
  8. Saarni, C. (1999). The development of emotional competence. New York: Guilford Press.
  9. Shipman, K. L., Zeman, J., Penza, S., & Champion, K. (2000). Emotion management skills in sexually maltreated and nonmaltreated girls: A developmental psychopathology perspective. Development and Psychopathology, 12(1), 47-62.
  10. Speltz, M. L., McClellan, J., DeKlyen, M., & Jones, K. (1999). Preschool boys with oppositional defiant disorder: Clinical presentation and diagnostic change. Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, 38(7), 838-845.
  11. Thompson, R. A. (1994). Emotion regulation: A theme in search of definition. En N. A. Fox (Ed.), The development of emotion regulation: Biological and behavioral considerations. Monographs of the Society for Research in Child Development, 59(2-3), 25-52.
  12. White, B. A., Jarrett, M. A., & Ollendick, T. H. (2013). Self-regulation deficits explain the link between reactive aggression and internalizing and externalizing behavior problems in children. Journal of Psychopathology and Behavioral Assessment, 35(1), 1-9.

Quizás te pueda interesar ...

Sobre el autor

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio

Estamos utilizando en nuestra web cookies propias y de terceros con las que mejorar tu experiencia. Si continuas navegando, consideraremos que las estás aceptando. +info